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Antes de que aparecieras en la tierra


En esta página encontrarás fragmentos del libro de Wanda Pratnicka "La rueda de la vida, volúmen 1": 

 

Dios ha hecho a todas las almas perfectas: bellas, buenas, sabias, libres, llenas de amor, que viven en armonía, prosperidad y de acuerdo con Él durante toda la eternidad. Nada ni nadie puede cambiar ese BIEN, esa PERFECCIÓN que ha recibido de Dios, porque se trata de su estado natural y permanente. Antes de que aparecieras aquí en la tierra vivías junto con otras almas en un mundo al que cada persona da un nombre distinto. Unos lo llaman Cielo, otros Paraíso, hay quien lo llama el Edén, y los científicos y teósofos lo llaman el Mundo Causal. Independientemente de la denominación, se trata del mismo estado inmutable, que se asocia a un mismo lugar. Lo entenderás cuando entiendas la esencia de la muerte; será entonces cuando habrás entendido de verdad qué es la vida, y será entonces cuando empezarás a vivir verdaderamente. 

Cuando estabas en ese mundo inmaterial eras consciente de ti mismo, consciente de tu vida y del mundo que te rodeaba. Vivías en un estado de Perfección y Amor. Se trata de un estado del alma permanente e inmutable y nadie puede cambiarlo, puesto que es eterno. Sin embargo, ello no indica que vivamos a imagen y semejanza de las marionetas, sino que dondequiera que estemos y comoquiera que nos comportemos, Dios nos concede un estado que no cambia nunca; tanto si somos conscientes de ello como si no. En paralelo a la continuidad y la inmutabilidad de este estado, el alma de cada uno de nosotros está constantemente anhelando evolucionar. Nadie puede quedarse quieto, porque Dios y todo el Universo anhelan evolucionar, lo mismo que tu alma. Y sólo se puede evolucionar a través de la experiencia. La experiencia es necesaria pues, desgraciadamente, la comprensión intelectual sin la carga de una vivencia emocional se debilita con el paso del tiempo y cae en el olvido. 

Por supuesto que podrías existir sin venir a la tierra para nada; es más, muchas almas optan durante un espacio de tiempo mayor o menor por este tipo de vida precisamente. Sin embargo, los deseos surgen en el alma, y son ellos los que la motivan para actuar, o la obligan a experimentarlos.

Mientras vivías en este mundo inmaterial, no físico, querido lector, eras totalmente libre y plenamente consciente de tu vida y del mundo que te rodeaba. No sólo eras consciente de que existías, sino que también te percibías a ti mismo exactamente igual que ahora que tienes cuerpo físico. De la misma manera que ahora concibes el mundo que te rodea y te lo explicas a ti mismo desde una perspectiva física, percibías y explicabas exactamente igual el mundo que te rodeaba desde tu perspectiva espiritual y no física.