makieta ksiazki ES small ne51

Un proyector


En esta página encontrarás fragmentos del libro de Wanda Pratnicka "La rueda de la vida, volúmen 2": 

 

Una persona entre un millón no se siente lo suficientemente libre para vivir de la manera que percibe que es la correcta. Esto se debe a que cuando ingresó a la vida física, sucumbió (se rindió) a la opinión del mundo exterior, y por ende al conjunto de creencias de las personas más cercanas a ella (padres, familia, vecinos, etc.). Hoy, a pesar de ser adulto desde hace mucho tiempo, todavía escucha al mundo exterior, en lugar de seguir la ley de su verdadera esencia íntima y actuar únicamente de acuerdo con sus señales. Ignora lo que percibe desde el interior en forma de sentimientos o intuiciones, sin creer que estas señales sean absolutamente verdaderas. Y cuando no escucha a su esencia íntima, ese Quién Es Realmente, le parece que solo existe lo que percibe con su vista física, lo que le demuestra todo el tiempo que es solo un ser humano físico, que vive únicamente en el mundo material. Sucumbe a una ilusión (hipnosis) con un poder tan paralizante que ni siquiera sospecha su existencia y el poder con el que influye en su vida.

Una persona así es mala, sufre, no logra sus objetivos, pero no hace nada al respecto. Cree que lo que vive se lo impone el destino, que es inevitable. Por ello, se rinde ante esa realidad. Para consolar su trágica vida, se engaña a sí mismo creyendo que algún día su muerte lo sacará de este pantano o este cautiverio, que partirá de este mundo hacia un lugar brumoso llamado comúnmente cielo.

Y sin embargo, querido lector, este no es el destino del hombre en su plan de vida. Las dificultades que experimentamos y que no podemos afrontar se deben únicamente al hecho de que no escuchamos a nuestra esencia íntima. La mayoría no sabe que la tiene, no escucha al Superyó. Mucha gente lleva una vida demasiado turbulenta como para lograr calmarse y escuchar esa voz suave que sale desde su interior. Sin embargo, para que cualquier cosa en la vida cambie para mejor, necesitamos encontrar nuestro verdadero yo interior. De lo contrario, siempre te sentirás mal. Y si te sientes mal ahora, vivirás una vida similar después de la muerte, si no mucho peor.

Ten en cuenta, querido lector, que obedecer a tu ser interior, a tu propio Yo, y expresar la vida de la manera en que la percibes instintiva e intuitivamente, es el único pilar sobre el que vale la pena construir la vida. Si todos supieran esto, nuestras vidas cambiarían de forma drástica. La mayoría, mientras tanto, acusan constantemente al mundo de no funcionar como ellos creen que debería hacerlo. El problema, sin embargo, no está en el mundo «malo» y cruel, sino en el hecho de que, al mirar constantemente fuera de nosotros mismos, no estamos preparados para escuchar nuestra naturaleza interior. La mayoría de la gente cree que los conceptos erróneos, las ideas distorsionadas provienen del mundo exterior. Se equivocan. Se encuentran en su interior, pero no son conscientes de ello, porque no tienen acceso a él. Esto se debe a un conocimiento confuso e irreflexivo, adquirido en esta vida o en vidas pasadas. Se opone constantemente a la verdad de su alma, que ha olvidado Quién Es Realmente. Esto impide que el alma se desarrolle más. Por lo tanto, las personas se alejan cada vez más de Dios, del universo y de un funcionamiento correcto. Ampliaré esta idea en el capítulo «La caída de la civilización perdida».

Dado que el hombre no profundiza en su esencia íntima, sus pensamientos se vuelven cada vez más confusos, insanos, y el alma cada vez más inquieta. Si piensas (temes) que perderás algo, que estarás enfermo, que tendrás un accidente, que te atacarán, que te robarán, que fallarás, tu fracaso es tan seguro como un amén en una plegaria. Siempre tienes éxito al darte cuenta de tu realidad, solo que, en este caso el éxito se expresa mediante la derrota. Primero viene un pensamiento. La experiencia es siempre un asunto secundario. Los pensamientos que surgen (por ejemplo, sobre un accidente) constituyen a su vez otros pensamientos, y no el pensamiento original que causa el accidente. Le has temido muchas veces, has pensado en él otras tantas y, como resultado, lo has experimentado. ¿Entiendes ya como funciona? El universo siempre te garantiza el acierto y tú eliges si tendrás éxito a través del éxito o a través del fracaso.

Muchas personas sienten que los únicos problemas a los que se enfrentan se derivan de sus relaciones con otros. Creen erróneamente que se liberarían de su problema (lo que los haría más felices) si su marido, hija, mujer, jefe o vecino de enfrente cambiara. No se les ocurre que el origen del problema puede estar en ellos mismos. Otros tan solo los empujan hacia la proverbial impronta, hacia algún problema que ya están preparados para superar pero cuya existencia no quieren aceptar.