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El carácter


En esta página encontrarás fragmentos del libro de Wanda Pratnicka "La rueda de la vida, volúmen 2": 

 

Como habrás notado, querido lector, el carácter de una persona no cambia ni un ápice con su muerte. Tiene los mismos pensamientos, sentimientos y deseos que antes. Así que es la misma persona en todos los aspectos, con la única diferencia de que ya no tiene un cuerpo físico. Por lo tanto, hay tanta diversidad de inteligencia entre los muertos como entre los vivos.

A pesar de ello, ocurre con bastante frecuencia que después de morir, la persona no es consciente de que ya está libre de la necesidad de ganarse la vida, de comer y de dormir. No reconoce que después de la muerte del cuerpo físico no comienza una vida nueva e inusual, sino que continúa con su forma de vida anterior, aunque en condiciones sustancialmente diferentes. Este es un hecho fundamental, al que uno tiene que hacerse a la idea. Desafortunadamente, rara vez alguien es capaz de verlo. Por lo general, tiene que pasar mucho tiempo hasta que una persona lenta y gradualmente comienza a advertir cambios en su condición. Empieza a notar que ha dejado de cansarse o de sentir dolor.

Su felicidad o miseria depende entonces de cómo acepte la pérdida de su cuerpo físico. Si nota su ausencia, lo más probable es que sufra. Sufrirá más intensamente si tiene adicciones u otros deseos insatisfechos. Esto es porque todos ellos, sin excepción, se manifestarán en el cuerpo astral como una vibración o un campo de fuerza. Cuando todavía estamos en el cuerpo físico, la mayor parte de esa fuerza se emplea en mover partículas físicas pesadas. Pero cuando ya no lo tenemos, toda la fuerza de esta vibración sacude el cuerpo astral, y por eso cualquier deseo se manifiesta en la vida astral con mucha más fuerza que en el cuerpo físico. En otras palabras, lo sentimos con una intensidad multiplicada.

Por lo tanto, si una persona no aprende en su vida física a controlar sus deseos y a curarse de sus adicciones, sufrirá mucho después de su muerte, y por un largo periodo. Si quieres ver por lo que tendrás que pasar algún día, intenta cortar radicalmente una adicción, durante un largo espacio de tiempo. Entonces encontrarás un sustitutivo para cuando el deseo sea acuciante. Digo un sustitutivo porque todavía tienes un cuerpo físico y el poder del deseo no te llega con la misma intensidad que luego experimenta el cuerpo astral. Y ahora imagina que llega el momento de verte completamente privado de tu adicción. ¿No deberías empezar a trabajar en ello ahora mismo?

No importa si es el alcohol, el tabaco, las drogas, el sexo, la adicción al trabajo o cualquier otra cosa con la que te cueste vivir. Si estás en una situación aún peor y eres un adicto cuya lujuria prevalece sobre tu razón, sentido común, concepto de la decencia y sentimientos familiares, entonces piensa en lo que te espera. Cuando entres en el mundo astral sentirás este deseo cien veces más fuerte y no podrás satisfacerlo de ninguna manera. Ese estado se convertirá en un verdadero infierno. Hay mucha gente atrapada en él. Pero de ninguna manera podemos afirmar que su situación es un castigo por sus malas obras. Simplemente, recogen la cosecha de sus propias acciones, pensamientos y emociones, que se han convertido en una fuerte adicción, una vez fortalecidos ciertos hábitos. Por lo tanto, estamos tratando solo con las consecuencias de las acciones previas. Seguramente, querido lector, estarás de acuerdo conmigo en eso.

Y aunque un día de mucho sufrimiento a veces parece eterno, con el tiempo, esta gran necesidad, si no se retroalimenta, se vuelve cada vez más débil, hasta que desaparece por completo. ¿Cuánto puede durar este proceso? El tiempo no existe en el mundo astral. Todo se mide por el poder de tus propios sentimientos. Por lo tanto, una adicción insatisfecha se sentirá con mucha fuerza durante mucho tiempo. Para el alma puede ser cosa de siglos. Mientras tanto, empezamos a entender que la falsa noción del infierno y la condenación eterna se creó a partir de la imagen de un hombre retorciéndose en los tormentos de sus propios deseos insatisfechos.

Podría parecer que los sufrimientos descritos solo surgen en casos de extrema dependencia. Nada más lejos de la realidad. Para muchos, los deseos insatisfechos resultantes de varios apegos al mundo físico se convierten en una verdadera tortura. Esta categoría incluye consagrarse a los negocios, dedicar nuestro tiempo a actividades sociales inútiles, ver la televisión habitualmente, las compras compulsivas, el juego, el deporte, los videojuegos, Internet, es decir, el tiempo de ocio. Para una persona así, el mundo astral será un lugar de indecible vacío y aburrimiento, un lugar que le resultará ajeno. Como no hay tiempo, tampoco hay cosas o actividades con que llenarlo, es decir, todas las cosas de las que una persona física tiene tanta sed y desea tanto. No hay rumores, ni juicios, todo ese parloteo superficial en el que se basan muchos contactos sociales del mundo físico.