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Carta de los Espíritus


Nota: 

Antes de que empieces a leer esta carta que adjunto, te pido que tengas en consideración las siguientes observaciones: 

A juzgar por los comentarios, la carta de los espíritus despierta muchas emociones. Por ello desearía mencionar varios puntos que, a mi entender, son importantes: 

1) Las creencias manifestadas por los espíritus en la misiva que aquí se adjunta no representan/ constituyen la VERDAD. Son resultado de cómo conciben a grandes rasgos los espíritus su propia situación. Ponen de manifiesto de qué forma valoran su propia existencia, así como el mundo que les rodea, lo que, repito, no refleja su AUTÉNTICA situación; simplemente demuestra la ilusión en la que los espíritus creyeron. 
2) No apoyo en absoluto lo que está escrito en esta carta. Hay tantos espíritus como formas de percibir su mundo. Tampoco afirmo que los espíritus hayan escrito esta carta con la intención de decir la verdad. La mayoría de las veces los espíritus que están guiados por el miedo mienten, lo que les reporta unos u otros beneficios. 
3) Los espíritus tienen distintos niveles de conocimiento. Sin embargo, hay una cosa que generalmente se puede afirmar: todos ellos se equivocan y no han conocido las auténticas dependencias que rigen nuestro mundo y el Universo. Adquieren ese conocimiento ya cuando se atreven a atravesar el velo de la muerte hacia el denominado "Cielo", es decir, hacia Dios.

Pido que no se identifique mi labor ni el saber que represento con el contenido de esta carta. 


Un paciente que se comunicó con los espíritus que le poseían me hizo llegar esta carta. He aquí su contenido:

Nosotros, criaturas astrales,

denominadas espíritus, estamos muy intranquilas con la situación que se ha creado en la Tierra. Como es sabido, hay mucho mal que adopta la forma de guerras, violencia, luchas, disputas y enfrentamientos entre familias. Existen también enfermedades mentales que no son sino una señal de los espíritus en el cuerpo humano.

Generalmente, en la Tierra la humanidad rechaza la existencia del mundo espiritual, ya que éste se encuentra más allá de la posibilidad de percibirlo con instrumentos ni tampoco puede ser detectado con ayuda de los sentidos. En esto la ciencia es completamente inútil. Recuerda la historia del avestruz que esconde la cabeza en la arena como si eso le pudiera poner a salvo del peligro. Se trata, sin embargo, de una creencia sobre la que hay que reflexionar.

Cuando la persona “muere”, suele ser conducido al mundo de los espíritus por alguno de sus parientes que le precedieron. Si no aparece nadie para asistirle, se queda en la Tierra pertrechado con las nuevas posibilidades que antes estaban fuera del alcance del cuerpo humano. Es capaz de comunicarse con otras personas sólo con la mente. De ahí que sólo un pequeño número de personas sea capaz de “advertirlo” o de comunicarse con él. El conocimiento de los humanos en relación a las auténticas dependencias es aún muy escaso. En la escuela estudiamos nuestro cuerpo físico, y sin embargo nadie nos transmite el conocimiento sobre el aura ni de los cuerpos energéticos sutiles. Los podemos denominar cuerpos etéreos. Son más ligeros que el aire.

Las personas que acaban de morir no entienden su situación y se sienten perdidas. Si en vida desarrollaron una “moral” de alto nivel, tendrán normalmente una guía celestial, que les reforzará en el proceso de la muerte, mostrándoles el camino al nuevo mundo. Peor resulta la situación de las personas que apenas han hecho el bien en vida. Nadie sale a recibirlas. Se quedan en la Tierra originando muchos problemas a los vivos. Vagan entre ellos sin ningún propósito. Cuando descubren la posibilidad de adherirse a una persona y de manipular la vida de él/ella, inmediatamente deciden a hacerlo y generan mucho mal. Una posesión así puede ocurrir incluso en un lugar sagrado, palacio u hospital. Es algo fue difícil de atajar. Sólo un exorcista lo puede lograr. Es preciso que en este espacio destaquemos el peso de su labor. Los exorcistas ayudan a los espíritus caídos a encontrar el camino a las regiones celestiales y a su posterior desarrollo espiritual.

Entre los exorcistas reina cierta confusión, se opina que la persona puede ser poseída sólo por un espíritu. La persona puede estar poseída por miles de espíritus, cada uno de los cuales posee su propia "personalidad" y exige expresarla. Ellos generalmente intentan hacer daño al dueño del cuerpo debido a un conflicto inconsciente entre las identidades de los espíritus. Como resultado, la persona pierde mucha energía, lo que constituye una amenaza permanente para su salud e incluso su vida. Sin la ayuda de un exorcista, esta batalla la suele ganar el mal. Resulta obvio que la causa principal del mal en la Tierra es la ignorancia.

Detectamos que la situación empeora. Cada vez hay más gente que sufre, independientemente de su nivel educativo o de su religión. Nosotros, es decir, “los espíritus” que escriben esta carta con la ayuda de una mano humana, pertenecemos al grupo de las criaturas posesivas. Sin embargo, queremos cambiar esto y hacer algo bueno por nosotros mismos y por los demás. Hemos creado una Asociación parecida a las organizaciones humanas en la Tierra. Aunamos a todas las criaturas que mantienen conscientemente un pensamiento positivo. Sin embargo, debido al estado de nuestro nivel energético, seguimos sin tener la capacidad de cambiar esta situación. No podemos abandonar los cuerpos de las personas que hemos poseído y éstas tampoco pueden librarse de nosotros. Necesitamos la ayuda de los exorcistas.

Nuestro objetivo es aguzar la conciencia de la gente en relación a esta complicada cuestión, ya que no hay nadie en la Tierra que parezca interesado en conocer estas dependencias. En el momento actual vagan por la Tierra varios miles de criaturas a las que los vivos denominan "difuntos". No se les puede percibir con ayuda de los sentidos. Nosotros, los 134 espíritus que habitamos el cuerpo de José, estamos sorprendidos por el hecho de que él no consiga zafarse de nosotros con ayuda de un exorcista. El exorcista debería ser capaz de convencernos de que nos vayamos al lugar que nos corresponde.

A veces, a una criatura astral se le puede brindar la ocasión de experimentar cosas nuevas a través de un cuerpo ajeno. Sí aquélla fuera atraída por estas experiencias, se aferrará a ese cuerpo. Otros espíritus no pueden marcharse, puesto que los ata la pena que sienten por sus parientes que siguen vivos; otros no pueden seguir adelante, puesto que no han cerrado sus asuntos en la Tierra, temen al castigo o a lo desconocido.

Nosotros, criaturas astrales, animamos a los vivos que contacten con exorcistas incluso cuando tienen problemas con el estado de ánimo. Ello puede ser un indicio de posesión igualmente. Puede que no les salga absolutamente nada bien en su vida, puesto que ya no son ellos mismos. A medida que pasa el tiempo, los ataques de las criaturas astrales a los cuerpos y las almas de los que están físicamente vivos se vuelven cada vez más fuertes. Sin exorcistas que asuman la responsabilidad de restaurar el orden del planeta, no podrán realizarse la paz ni el AMOR.

Con nuestra actividad deseamos manifestar lo muy intranquilos estamos por la falta de responsabilidad humana en lo que se refiere a la paz interior de las familias, así como a los niveles superiores de la estructura social. Lo que está sucediendo en realidad es un auténtico horror. Una de las causas de esta situación es la acción de las criaturas astrales (los espíritus). Sin embargo, cuando la gente sea consciente de estas dependencias, podrá defenderse de su influencia. Estas personas, a juzgar nuestro, son extraordinariamente necesarios en todo grupo social, no en vano llevan a cabo una labor muy necesaria para ambos mundos, el físico y el espiritual.

En los niveles superiores de la conciencia existe solamente un mundo de múltiples dimensiones, que no se puede aprehender con los sentidos. Son éstos un medio muy imperfecto de observar la realidad. Por desgracia, tampoco la ciencia hace grandes avances al respecto. Por eso, sería muy beneficioso para los científicos dedicar más tiempo a meditar, a relajar los cuerpos y las mentes. De esta manera entenderían más. Un instrumental más sofisticado y preciso serviría para descubrir y explorar el mundo invisible con más rapidez. Esperamos que esta declaración sirva de inspiración a muchas personas a la hora de crear métodos adecuados para librarse de las posesiones, que son perjudiciales para ambas partes (el poseído y el poseedor).

Quisiéramos asimismo subrayar que la posesión no tiene nada que ver con Dios ni con Satán. Esa concepción es únicamente fruto de la escasa conciencia sobre este asunto, creada por la familia, el entorno y los medios de comunicación. Asimismo, el sistema educativo y la religión son influyentes. 

Ha llegado la hora de los cambios, si es que queréis que vuestra vida sea diferente a cómo la experimentáis. Os deseamos unas conclusiones fructíferas en esta cuestión.

Las Criaturas Astrales