Si pierdes fácilmente el control sobre las emociones, si ha llegado a ser “normal” para ti la falta de medida, la pérdida del control, el desenfreno, la irritación, el vandalismo, la autodestrucción, el mal humor, la excitación, hipersensibilidad o furia, si dicen sobre ti que eres puro nervio, colérico, loco, chiflado, furioso, irascible, impulsivo, alborotador o cascarrabias, es muy probable que se te pueda ayudar. Una fácil pérdida de control sobre las emociones indica que en tu espacio energético, del que forman parte las emociones, se halla un espíritu que puede manifestar emociones completamente opuestas a las tuyas. Es más, los espíritus no saben dosificar las emociones ni controlarlas (así es su mundo). A una persona poseída, la pérdida del control sobre las emociones le puede ocurrir fácilmente, porque un espíritu desprende una energía emocional muy fuerte, a la que a un hombre le cuesta mucho oponerse. Un nivel tan alto de emociones no suele aparecer en la psique humana. Por supuesto que las personas también tienen emociones, pero casi siempre son más débiles que la emotividad constante de un espíritu que se encuentra alrededor de nuestro cuerpo físico, o incluso dentro del mismo.