Si sufres una enfermedad mental y no puedes curarte, es muy probable que se te pueda ayudar. Casi siempre la enfermedad mental se basa en el hecho de estar poseído. La persona poseída empieza a comportarse de forma rara, e incluso peligrosa, porque a través de ella se manifiestan los espíritus. Muchos de ellos saben que no están en sus propios cuerpos, y por eso pierden el freno y la medida. Hacen simplemente lo que les de la gana. A menudo les hacen gracia las reacciones de las personas del entorno del “enfermo mental”. Además, los espíritus no saben lo que es un comportamiento moderado. Cuando manifiestan alguna emoción, lo hacen al máximo, llegando a ser la emoción misma; de ahí que la persona poseída también llegue a serlo, lo que a menudo conduce a la falta de control sobre uno mismo.