Antes de nada, una serie de hechos que seguramente ya conoces, es decir, los síntomas que indican que tu problema es ansiedad esporádica o crónica. Esos síntomas se pueden clasificar según las siguientes categorías:
El cuerpo:
Taquicardia, sudoración, sensación de frio, sobre todo en las manos y los pies, náuseas, dificultades respiratorias, tensión muscular, falta de apetito, problemas digestivos, dolor de cabeza, trastornos en la actividad sexual, otros dolores corporales, fatiga, incremento de la necesidad de micción y muchos otros.
Las emociones y el intelecto:
Irritación, apatía, dificultades para concentrarse, desánimo, falta de satisfacción por el trabajo o actividad realizados, la vida se nos presenta como un peligro y no como un reto, nos dejamos dominar por pensamientos negativos, falta de seguridad en uno mismo, una rápida pérdida de energía provocada por la frustración y muchos otros factores.
Comportamiento:
Consumo de medicamentos psicotrópicos, morderse las uñas, falta de control sobre nuestras reacciones, adopción de una pose de defensa, agresión, inconformismo, exageración en nuestras reacciones, disminución de la efectividad de nuestro trabajo mental y físico, problemas con la memoria, facilidad para cometer errores, falta de preocupación por uno mismo, y muchos otros.
Con este artículo se trata de tanto definir cuál es la causa principal de los fuertes estados de ansiedad o de estrés de larga duración, como de dar a entender qué hacer para liberarse de esas cadenas. No me refiero a una irritabilidad momentánea o un leve ataque de pánico. Me refiero a un estado en el que experimentamos unas emociones negativas realmente fuertes o un estado de tensión emocional negativa a largo plazo, que, a veces, no podemos dominar, sobre el que perdemos el control y el que genera situaciones en las expresamos esas fuertes emociones negativas dirigiéndolas contra nosotros mismos u otras personas, cuyo efecto es el vacío emocional (cuando destruimos los lazos con los demás) o material.
En contra de lo que puede parecer, muchas personas sufren esos fuertes accesos de sentimientos negativos, incluso cuando lo reconocen de mala gana. Muchos de nosotros intentamos tenerlos sujetos por las riendas, pero, con toda seguridad, sólo un puñado de personas sabe cuál es su verdadera causa.
También mencionaré la causa de la ansiedad, que no necesariamente se revela con la insistencia, con el deseo de expresión, sino que, por el contrario, se manifiesta con un continuo miedo, un estado de excitación nerviosa crónica, un estado de terror persistente. A menudo las víctimas de este tipo de ansiedad no son capaces de determinar qué es lo que provoca ese estado. Sienten temor, pero no tienen ningún motivo racional para encontrarse de esa forma. No están en ningún peligro, sin embargo temen algo. La psicología ha encontrado un término para este tipo de afección: fobia. Y no me refiero aquí a los síntomas más fuertes de fobia, ya que éstos afectan a todos los estados de ansiedad, mayor o menor, que se manifiesta de forma crónica, y está con nosotros prácticamente siempre.
Y ahora unos cuantos hechos sobre los que probablemente no hayas oído antes. Posiblemente, presintieras que así fuera, pero no podías precisar claramente ese presentimiento. Lo que voy a decir a continuación podrá parecerte absurdo, estúpido o sin sentido. Pero es probable que digas: - "Vaya, pero si eso es justo lo que estaba buscando..."- Cuanto mayor sea el sentimiento de oposición que se despierte en ti, cuanto mayor sea la aversión, tanto más necesitarás el conocimiento presentado en estas páginas.
La causa de la mayoría de estados de ansiedad es.la posesión por un espíritu. Un espíritu es un ser que, después de la muerte física, no se ha marchado al "Cielo" con Dios. En vez de eso, por motivos ampliamente descritos en estas páginas, ha decidido quedarse en el mundo de los vivos. Posee a las personas, para robarlas su energía, para poder vivir. Es el instinto de conservación.
Pero, ¿cómo se llega a la situación en la que el espíritu, que ha poseído a una persona, suscita en ella unos estados emocionales con unas consecuencias fatales, que en más de una ocasión terminan en la peor tragedia? Para poder comprenderlo, debemos investigar el camino que recorre el alma, que en vez de dirigirse al otro lado del velo de la muerte, decide quedarse en el mundo de los vivos. Cabe mencionar, que el alma, una vez que se abandona el cuerpo físico, se encamina a un mundo cuyo principal elemento son las emociones, la pasión, el deseo; por eso, experimenta unos fuertes cambios desde el punto de vista emocional (que, frecuentemente, son para ella invisibles). Ese tipo de espíritu empieza a no saber controlar el nivel de sus emociones. Él mismo se convierte en una emoción. Si en un momento determinado algo le enfada, su enfado se convierte en rabia. No sabe controlar el nivel de temor o desasosiego pasajeros. Simplemente se convierte en ellos. Eso explica por qué la presencia de un espíritu asustado en el cuerpo de una persona provoca en ella unos estados emocionales tan fuertes. También explica de dónde surge una dosis tan fuerte de sentimientos negativos como la ira, furia, odio o deseo de venganza. Simplemente, los espíritus son esas emociones, no saben dosificar su intensidad. Muy a menudo, un espíritu determinado teme por costumbre una dependencia en concreto, y es atraído por los vivos que manifiestan esas mismas emociones.
De ahí surge un serio problema para muchas personas. Ellas empiezan a participar de las emociones que les cuesta controlar, y que encima no son suyas. De ahí el que las reacciones de las personas poseídas empiecen a ser completamente inadecuadas para una situación determinada. Por ejemplo, alguien me tira encima un poco de café, y yo reacciono como si me fuera la vida en ello: grito, me enfurezco en sobremanera, ¿quizás me haya vuelto agresivo? Después, cuando me lo cuentan, (porque a menudo no me acuerdo de ese suceso) me pregunto avergonzado cómo se ha podido desencadenar un altercado semejante.
Algo similar sucede en el caso de la ansiedad crónica. Estamos poseídos por un espíritu que tiene constantemente algún temor, por ejemplo, que enfermará de algo. Y ahora un problema de salud momentáneo (por ej. un resfriado) toma para nosotros unas dimensiones del rango de un problema de supervivencia. Nos parece que en cualquier instante nuestra salud empezará a empeorar y que terminaremos en un hospital en el mejor de los casos, y en el peor, en un tanatorio. Debemos recordar que somos nosotros mimos los que creamos nuestra realidad mediante nuestros pensamientos y emociones. Si durante un largo periodo de tiempo alimentamos un pensamiento determinado con un sentimiento, entonces con toda seguridad podemos decir que lo que pensamos se va a "materializar" exacto. ¿Qué consecuencias puede tener para una persona que está poseída por un espíritu que teme por su salud? Pues que muy pronto puede contraer una enfermedad poco relevante, luego una más seria, etc. Ese mismo mecanismo funciona en el caso de otros temores: por las finanzas, por las relaciones interpersonales, por finalizar un proyecto, por aprobar un examen, por obtener un aumento, etc.
No tengo que mencionar cómo de trágicas pueden ser las consecuencias de ese tipo de dependencias, sobre las que la mayoría de las personas sabe poco o no sabe absolutamente nada, cuánto sufrimiento forma parte de una gran cantidad de personas, consecuencias que podría evitarse mediante la consciencia de que un fenómeno como los espíritus existe y podemos protegernos de su influencia en nuestra vida.
Este portal de Internet está dedicado a la creación y difusión de esa consciencia.