En esta página encontrarás fragmentos del libro de Wanda Pratnicka "La rueda de la vida, volúmen 2":
Quizás en el transcurso de tu vida (por ejemplo, con la publicidad), hayas aprendido a temer a tu propio cuerpo. Seguramente te han inculcado que puede estropearse por sí solo, sin razón aparente. Y si puede estropearse de la noche a la mañana, casi sin motivo alguno, pensarás que es impredecible en sus reacciones, que no se puede confiar en él. Pero todo eso una absoluta tontería. El cuerpo es un ente inteligente que se regenera a sí mismo. La dinámica de pensamiento antes mencionada es la causa de creencias limitantes, y la razón por la cual el cuerpo bloquea el flujo de energía vital por el organismo. Cada enfermedad —y esto se aplica a cada persona sin excepción— es diferente, única y sirve para que una parte de nuestra persona informe a la otra de que algo en nuestra vida no está funcionando como debería. Esta información trata sobre tus respuestas emocionales en la vida, que a su vez se basan en tus creencias. Para comprender los mensajes procedentes del interior del cuerpo, primero debes aceptarlo y respetarlo plenamente, tanto a él como a su inteligencia interior. Una vez que comprendas lo que tu cuerpo tiene que decirte, no tendrás ninguna razón para enfermarte y cualquier enfermedad desaparecerá por sí sola antes de que aparezca en el plano físico.
Como ya sabes, el cuerpo está formado por células individuales, moléculas, átomos, partículas subatómicas. Cada uno de ellos lleva una vida independiente e inteligente. Solo cuando se unen en un todo grande (llamado cuerpo), te permiten volverte visible en el mundo físico tridimensional, y usarlos para experimentar. Probablemente hayas visto alguno de los espectáculos que se realizan durante la inauguración de los Juegos Olímpicos, cuando cientos de personas se reúnen en el centro del estadio, y van representando preciosas figuras. Lo mismo ocurre con las células individuales, las moléculas, etc. Se agrupan en enormes formaciones para conformar el hígado, el ojo, la mano, etc. Todo ello para que el alma pueda experimentar en un mundo tridimensional, y que tú puedas verte y funcionar en él. El cuerpo es un milagro inimaginable de la naturaleza, el laboratorio más grande y más maravilloso del mundo. Tus órganos, sangre, huesos funcionan de acuerdo con la Inteligencia Suprema y es Ella quien dirige a la perfección esta enorme masa de células, gestionando eficazmente los grandes grupos que componen cada uno de los órganos. De hecho, tú no instruyes conscientemente a los órganos individuales sobre sus funciones. La Inteligencia Suprema lo hace por ti. Las células se comunican entre sí, pero no actúan arbitrariamente, sino que responden obedientemente a Sus (es decir, tus) órdenes. No podrías dirigir conscientemente una masa tan enorme de células individuales. Por eso, todo esto sucede fuera de tu conciencia, lo que da la impresión de que está sucediendo por sí solo. Solo tú, y nadie más que tú, das las órdenes para facilitar esa comunicación. Tus creencias son esas órdenes. Gracias a ellas, tanto una sola célula del cuerpo como sus conjuntos (órganos) saben cómo mantener la función del cuerpo.