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Entender al alma


En esta página encontrarás fragmentos del libro de Wanda Pratnicka "La rueda de la vida, volúmen 1": 

 

Pienso que ya no perteneces al grupo de personas que creen que el alma es algo completamente imposible de definir, sobre lo que no tenemos influencia alguna; algo que, después de la muerte del cuerpo físico, va dócilmente al cielo, al infierno o al purgatorio, dependiendo de lo bien o mal que obrara en vida. 

Sabes también, querido lector, que el alma humana no es un órgano cuya existencia se pueda confirmar mediante el tacto, ni se pueda ver con el ojo físico, ni operar con bisturí. De ahí que muchos materialistas puedan llegar a pensar que no existe en absoluto. Sabemos lo que el alma no es, así pues, ¿qué es?

El alma es la puerta al mundo superior. Si el alma se identifica con lo inferior, esto es, con el cuerpo y su pequeño yo, entonces siempre se siente no realizada interiormente. Constantemente experimenta la insatisfacción, una gran ansia que la devora. Entonces el alma oscila de un deseo a otro, de un anhelo a otro, creyendo que el próximo afán calmará por fin su empeño insatisfecho, y a la vez inconsciente, por parecerse a Dios. Desearlo se convierte con el tiempo en una ambición insatisfecha. El alma ambiciona constantemente las sensaciones del mundo exterior; recuerda a una urraca, que abandona una joya en cuanto ve otra.

Cuando el alma se identifica con lo superior, esto es, con su Yo Supremo, con su Ego, deja de dudar. Sabe que anhela en la dirección adecuada, y se siente entonces realizada, ya que se asemeja cada vez más a Dios. Entonces su deseo se vuelve permanente, ya no tiene motivos para dudar y estar continuamente oscilando de un deseo a otro. 

Por eso el alma se convierte en la cárcel de más de uno, ya que la atención del alma pasa automáticamente a centrarse en la persona. En este caso, ésta se vuelve el esclavo de sus efímeros placeres externos, normalmente relacionados con el cuerpo. En cambio, cuando el alma centra su atención en Dios, la persona se vuelve parecida a Él. Puede decirse entonces que para ella su alma se convierte en su libertad. 

El problema surge cuando el alma pierde su cautela y, en vez de recordar y deleitarse con Quién Es, se pierde en lo que no es, al igual que un buzo en las profundidades o un paracaidista que vuele por el horizonte. Ellos quieren vivir lo que supone ser pájaro o pez, y aunque puedan divertirse a placer con su experiencia, simultáneamente han de recordar siempre que son personas a las que se les brinda esa posibilidad.

Cuando estaba reflexionando acerca de las peculiaridades del alma, la relacioné con una cámara fotográfica. En función de sobre qué enfoquemos su objetivo, obtendremos una foto u otra. Enfoca pues, querido lector, el objetivo de tu alma sobre la fuente de la alegría y la belleza, y no en dirección del miedo y la agresividad, y siempre serás premiado con una bella fotografía impresa en tu corazón. Con el tiempo, lo que fotografías pasará a ser tu realidad cotidiana. 

¿Cómo librarse de la red en la que ha caído nuestra alma? Ante todo, hay que erradicar nuestros juicios, la ira, el odio, la inseguridad y demás, y permitir que se evaporen del mundo del conocimiento. Eso limita nuestra avidez, nuestro anhelo de todo aquello que viene de fuera. Entonces el alma trabajará por tu bien supremo, y ya no se identificará más con el cuerpo. Éstas son las dificultades con las que suelen toparse las personas que se hallan precisamente en vías del desarrollo espiritual, porque no entienden su alma del todo.